viernes, 23 de noviembre de 2007

EL GOBIERNO SE PONE NERVIOSO CON LA MANIFESTACION DE HOY, ¿POR QUÉ SERÁ?

En un país sensato, con un gobierno apegado a la realidad, en una democracia robusta y con un estado fuerte y decidido, la manifestación de hoy sábado únicamente recibiría el apoyo de la totalidad de los partidos democráticos. Unidad. Se trata, a la vista está, de una palabra que hoy no impera en la acción de gobierno. Este gobierno radical, cobardemente pacificador, desconfía de los manifestantes de hoy sábado. ¿No están más nerviosos con esta manifestación que con aquellas otras que fueron auspiciadas por los etarras en la tierra vasca?
El nerviosismo de los radicales de izquierda es para tenerlo muy presente. Se encolerizan, gesticulan, aparecen y vociferan contra el Partido Popular, asegurando que detrás de esta manifestación se encuentra la extrema derecha.
O sea, que los miles de españoles que hoy sábado estarán en Madrid pueden ser, de hecho lo están siendo, tildados de extremistas. Esos miles de españoles que lo único que quieren es acabar con ETA con las herramientas que tiene nuestro Estado de derecho. Esos españoles son los extremistas para el gobierno presidido por José Luis Rodríguez Zapatero. Pedir la rendición de ETA, pedir que no se negocie con ETA, pedir que no se olvide el sufrimiento de miles de personas, pedir que no se arrincone ni ensucie la memoria de los muertos a manos de los sanguinarios etarras, pedir que impere la libertad, la decencia, la unidad de España y el espíritu constitucional, es lo que le considera este gobiernito una apuesta clara por la ruptura y el extremismo de derecha.
Queda claro que en un país sensato este Gobierno formaría parte de un pasado fangoso, cobarde e insolidario. El actual inquilino de la Moncloa estaría paseando por las calles de León, agachada la cabeza, avergonzado por el daño perpetrado a la Nación. El socialismo en el banquillo de la oposición, sin posibilidad de alcanzar el poder durante muchos años.
Pero este es un país de gambas frescas, de guerras por la emisión de muchos, muchos partidos de fútbol y, sobre todo, un país que pierde la memoria con una facilidad pasmosa.
En el presente, España podría padecer la enfermedad del Alzheirmer. Y mientras no se encuentre la cura, el socialismo radical que nos gobierna seguirá mostrando su rechazo hacia la manifestación de los hombres y las mujeres que quieren paz, libertad y constitución.

LORENZO DE ARA