Después de las conversaciones y guiños entre el Papa, Benedicto XVI y el Presidente francés, intentar impulsar una "laicidad positiva", con el fin de ampliar la libertad de la Iglesia Católica en España en diferentes ámbitos que "todavía no tiene", es una obligación, no sólo por parte de los obispos sino también del Gobierno.
El arzobispo de Sevilla afirmó hace unos días que "una laicidad positiva estaría muy bien porque así la Iglesia va a gozar de una libertad que todavía en algunos capítulos no tiene". Se refirió así a la reforma de la Ley de Libertad Religiosa que pretende impulsar el Gobierno.
En cualquier caso, en la situación actual la idea de "mejorar" la libertad religiosa, es un principio que no solo es aplicable a los católicos, sino también a evangélicos, judíos y otras minorías religiosas. Son ciudadanos españoles y tienen derecho no solo a vivir su santidad, sino también tener aquellos instrumentos que protejan esta libertad, que ciertamente, en los últimos meses, se está poniendo en peligro.
Jesús Martínez Madrid
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