domingo, 3 de febrero de 2008

A SALVADOR GARCIA: PASEO POR EL RECUERDO

Recuerdo (a veces se hace pesado recordar), que una tarde, subiendo a una guagua que me llevaría a Santa Cruz, nos encontramos Salvador García Llanos y un servidor. Llevábamos algún tiempo sin hablarnos: cosas de las rarezas humanas. Para recordar aquel encuentro tengo que retroceder a finales de la década de los ochenta del pasado siglo. El que hoy es nuevo delegado del Gobierno de España en Canarias, trabajaba en el Diario de Avisos, ocupando la delegación de este periódico en la redacción de Puerto de la Cruz. Nos sentamos juntos durante todo el trayecto. En el ínterin, el vecino, el amigo, el periodista con dilatada experiencia ofreció al joven portuense meterse de lleno en el mundo de la información y trabajar a su lado en la citada delegación. Quien escribe estas breves líneas trabajaba dando clases de teatro para niños y adultos en la Universidad Popular Municipal “Francisco Afonso”.
Por fin, gracias al ofrecimiento de Salvador García Llanos, podía cumplir con un sueño. Junto a él trabajé y, lo más importante, aprendí mucho de lo que hoy sé de esta convulsa profesión. Pasamos cuatro o cinco años trabajando codo con codo hasta que nuevas e importantes obligaciones lo trasladaron a Madrid junto a Jerónimo Saavedra, ministro de no sé qué del Gobierno de Felipe González.
A García Llanos también debo la confianza depositada por el Diario de Avisos en el momento preciso de tener que decidir que la delegación se mantuviera abierta y con un servidor al frente, flanqueado en todo momento por el fotógrafo Enrique Serrano.
Cuando decidí abruptamente abandonar la nave, allá por 1995, aproximadamente, Salvador García me llamó desde Madrid para que recapacitara y no dejara el puesto. No le hice caso, cometiendo un grave error que todavía hoy lamento.
Casi nunca nos hemos puesto de acuerdo Salvador y yo en lo tocante a la política. Mientras yo avanzaba intelectualmente hacia posiciones liberales-conservadoras, el maestro que me enseñó muchas cosas de esta profesión mantenía su apego y su convicción socialista.
Antes de ser alcalde por primera vez lo apoyé tímidamente. Rechacé la moción de censura presentada por Coalición Canaria y el Partido Popular a las pocas semanas de tomar posesión del cargo. Luego, tras la decisión legítima de esos dos grupos, y el fracaso estrepitoso en las relaciones dentro del gobierno, me mantuve al margen de la política local. Las siguientes elecciones las ganó el PSOE con mayoría absoluta y Salvador volvió a recuperar la alcaldía. Su periodo al frente del Ayuntamiento, con humildad lo expreso, mereció el suspenso de la población en las urnas. Su regreso a la oposición municipal ha marcado una etapa difícil y complicada en el Ayuntamiento.
El pasado sábado 2 de febrero, dos vecinos, dos compañeros y, al fin y al cabo, dos amigos, se encontraron en una callé muy céntrica de Puerto de la Cruz. Un abrazo, un breve intercambio de saludos y mis felicitaciones más sinceras. Como portuense me siento orgulloso de que Salvador García Llanos esté al frente de la delegación del Gobierno en Canarias. Le deseo lo mejor.
A él debo mi incorporación al periodismo cuando todavía se añoraban los ordenadores en las redacciones; quiero recordarlo para saber que el tiempo pasa, inexorablemente. Un saludo, Salvador.

LORENZO DE ARA

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