martes, 8 de julio de 2008

Las heridas del aborto y el divorcio

En un discurso pronunciado ante los participantes en el Congreso del Instituto Pontificio Juan Pablo II para Estudios sobre el Matrimonio y la Familia, El Papa actual, Benedicto XVI, ha afirmado que la Iglesia debe acercarse con amor a quienes sufren las heridas interiores del aborto y el divorcio. En situaciones tan difíciles y dramáticas, que en muchas ocasiones comportan traumas y son fuente de profundos sufrimientos para quien las vive, la Iglesia tiene el deber primario de acercarse a esas personas para ayudarlas. El juicio ético y teológico tiene que ser claro, no se puede obviar la injusticia social y el pecado que suponen, pero esto es compatible con la misericordia de Dios y la cercanía que la Iglesia debe manifestar hacia quienes sufren esas rupturas interiores. Y es que frente a quienes se empeñan en presentar a la Iglesia y a sus miembros como profetas de calamidades, portadores de un "no" que condena permanentemente, el anuncio del Evangelio de la Vida es un sí rotundo que apuesta por la dignidad suprema de la persona humana, incluso en las situaciones más difíciles, aquellas en que la mayoría de las voces que se oyen le hacen el coro a la cultura de la muerte. Srs. del PSOE, comprendan porqué hay tanta gente de bien que está de acuerdo con estos postulados y, por favor, no contribuyan a aumentar las desgracias con una ley de plazos, que además de aumentar el número de abortos aumentará los sufrimientos de miles de mujeres.


Valentín Abelenda Carrillo

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