SILENCIO,SE RUEDA

Los etarras estarán muy preocupados.
El PSOE asegura que no hay expectativas para volver a hablar con los asesinos del nacionalismo vasco.
Asesinos e hijos de puta.
Lo de hijos de puta lo escribo yo porque es lo que siento hacia esos hijos de puta que han matado y siguen haciendo daño.
Pero es cierto que deben estar muy preocupados.
Ellos, los de la serpiente que siempre tiene hambre y nunca se harta de comer víctimas inocentes, quieren hablar para pasar el rato sin tanto disparar, sin extorsionar, sin secuestrar.
Hablarían con el PSOE mientras a escondidas aumentarían el armamento y decorarían un poco mejor los confortables zulos.
Y también el PSOE, con el gobierno al frente, muy al frente, anuncia que esos satélites de ETA no se podrán presentar a las elecciones del próximo 9 de marzo.
Uf, cuánto alivio para la democracia española.
Todos unidos y todos viendo lo mismo, o sea, una serpiente con demasiadas ramificaciones.
El gobierno socialista y sus terribles voceros ven lo que desde siempre han visto los españoles de bien y demócratas. Ahora, cuando toca acudir a los colegios electorales.
Antes no, antes no había pruebas contundentes, eficaces, demoledoras; esa clase de pruebas que la justicia necesita para tomar decisiones.
Los españoles de la calle, los que votan, esos sí tenían el convencimiento de que los satélites parlantes de la banda de hijos de putas eran (son) brazos armados y ejecutores de los planes más sanguinarios del terrorismo vasco.
Los etarras, amantes de la paz, se habrán quedado de piedra viendo a Aznar en uno de esos pueblos que hoy tiene una bandera española hondeando con desparpajo en un balcón consistorial.
¡Eso es provocar, coño!
Lo dicho, ETA jamás pensó que un interlocutor tan válido pudiera decir ahora que no hay expectativas para el diálogo. Lo cierto es que fuera del PSOE la realidad es más cruda: los españoles nunca han creído en ese diálogo.
Los españoles (votantes socialistas y votantes del PP) queremos machacar, erradicar y poner en manos de la justicia a esos miserables que nunca se han cansado de matar en nombre de una jodida y ficticia patria vasca.

LORENZO DE ARA